domingo, 27 de febrero de 2011

Nadie Habla En Nombre De Haití... (IX)



Hasta ahora me he abstenido de opinar sobre la situación político electoral que está atravesando Haití; he tenido prudencia en esta serie, porque quiero que el llamado que hago no se contamine. Pero no idealicemos, este es el momento de externar parte de mi punto de vista sobre esas llamadas elecciones. Comencemos por los candidatos que se presentaron el 28 de noviembre del 2010. Ninguno de estos individuos son políticos cultivados en el trato directo con la gente, ninguno tienen currículum de organizadores; cuando leemos el perfil de estos caballeros y damas no encontramos el mas mínimo rastro de solidaridad en el desenvolvimiento de su vida publica y privada hacia los desgraciados de su entorno. 

Incluso algunos se formaron y se quedaron trabajando en Estados Unidos y otros en Europa, otros visitan su país ocasionalmente. Pero cuanta sinvergüencería, pero que buen grupo de bandidos. En uno de estos especímenes quiere la comunidad internacional (que es mentira, no es comunidad internacional ni nada, sino los países industrializados con incidencia en esta zona) descargar la suerte de ese conjunto desorganizado de personas residentes en la parte occidental de la isla. Los candidatos que resultaron clasificados para la segunda ronda electoral, son de lo más pintorescos, y no lo digo peyorativamente, tengo experiencia de décadas en la organización y en la dirección de personas en el medio político, lo digo con la autoridad que me corresponde. 

El candidato Martinelly es un músico que se auto reconoce como poco conocedor del activismo político reside realmente en los estados unidos, con su familia, y Marlene Manigat una dama ligada a la indiferente, pequeña pero poderosa aristocracia haitiana, esposa de un ex presidente, otro bandido, derrocado del poder a los 130 días de tomar posesión en el cargo.

¿Es ese el primer paso para ordenar Haití? ¿Es una muestra más de la política de indiferencia que mantiene Estados Unidos con estos desgraciados? Me parece que esto último es lo que viviremos. Este 20 de marzo asistiremos a la infamia de la elección de un presidente puesto ahí para que juegue el juego del imperio y de los países que tienen cuotas históricas que cubrirle a Haití. Es absurdo que hombres y mujeres harapientos hagan colas en medio de escombros, con familiares sobrevivientes mutilados, cientos de miles afectados de cólera y miles de muertos por esta enfermedad, para dizque ejercer su derecho "democrático". Un poco de imaginación y dan ganas de pelear al pensarlo.

Si se tranquiliza el pueblo haitiano con el caramelo de las esperanzas traídas por un nuevo gobierno, la primera parte del pleito se la habrán ganado; descargarán en la incapacidad de esa administración, el hecho de que las ayudas necesarias, humanitarias, no lleguen como ha de esperarse, las inversiones no llegarán porque donde no hay reglas de juego claras las multinacionales no aplican su dinero, trasladaremos los discursos internacionales a favor de la gente haitiana, a la critica de su realidad interna. Y como siempre, Haití, su gente, seguirá comiendo galletas de lodo y grasa vegetal, ante la mirada satisfecha de la “globalización” que por fin habrá encontrado como salir de ese, considerado por ellos, su maldito problema.

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