miércoles, 17 de noviembre de 2010

Nadie Habla En Nombre De Haití... (I)

 

Hace muchos años que escucho sobre el tema Haitiano explicaciones históricas bien estructuradas del por qué de la situación de espantosa miseria de su población. A menudo escucho decir que se debe invertir para que los haitianos eleven su nivel educativo y así en la llamada nueva sociedad del conocimiento puedan tener un rinconcito donde empotrarse; he escuchado propuestas que hablan hasta de un fideicomiso y cosas por el estilo. Voces clamando porque los organismos internacionales (no siempre me gusta llamarlos así) tienen que poner en su agenda al atezado y fronterizo caribeño. 

Medios de comunicación considerados globales en los momentos en que Haití efímeramente se pone de moda -casi siempre por alguna desgracia- brindan al espectador las más agobiantes escenas de un conglomerado humano abrumado por el deseo de subsistir. Un día llegó lo que esperábamos todos, la tragedia natural, pero más inmensa de lo imaginable; suponíamos un huracán que arrasaría toda la región oeste de mi isla, con lluvias torrenciales inundando las poblaciones que los periodistas internacionales insisten en llamarles ciudades. El huracán no llegó… por ahora; lo que si asaltó a Haití fué el terremoto de enero.

La cantidad de cadáveres no podía ser mayor, mas de 300 mil muertos en pocos segundos sin tomar en cuenta los decenas de miles de amputados, inutilizados, etc. Pero ningún estado, ni organismo internacional, ni extraterrestre, siendo coherentes con ellos mismos, jugo su papel y de nuevo el olvido. Todos sabíamos que en un país que no tiene acueducto, sistema de alcantarillado cloacal, ni pluvial, y con cientos de miles de muertos aplastados bajo escombros y otros tirados como desechos animales en tenebrosas fosas comunes, la posibilidad de epidemias crecía hasta considerarse un hecho inevitable y nadie, nadie actuó.

La sangre de la gente que no tiene voz a nadie parece dolerle. Los adoloridos gemidos de decenas de miles de niños sin padres, sin familias, a nadie parece dolerle. Los agrietados llantos de estómagos inocentes llenos de aire a nadie parece dolerle. Los ojos saltones de los crios famélicos a nadie parece dolerle. Los cadáveres putrefactos de los niños haitianos dejados al aire en las polvorientas y enlodadas calles a nadie parece dolerle.

Y llego el cólera atemorizando a todos. Cuan vÍvido se mantiene en mi mente todo el aparataje internacional por la llamada gripe porcina, luego conocida como A(H1N1), como afectaba a determinados países paso a llamarse la primera pandemia del siglo XXI y se dedicaron organizadamente programas internacionales de prevención y todo aquello. Llegan a mi mente las frescas imágenes de los mineros de chile y la presencia permanente de la prensa internacional manejando las emociones de cientos de millones de personas; claro, que nadie se pierda en el limbo, con este caso los medios ganaron millones…

Haití ocupa la parte oeste de la isla de Santo Domingo, en el este se encuentra mi país, la Republica Dominicana; como se puede apreciar en la imagen que encabeza este post, la forma singular de Haití con sus dos grandes penínsulas  permite un facilísimo mercado marítimo y aéreo. La agricultura puede ser ricamente explotada, donde los productos agrícolas generados por grandes sembradíos pueden ser transportados sin dificultad, pues el mar esta cerquita por todas partes.

El río mas grande de la isla, el artibonito con cerca de 400 Km., nace en las montañas mas altas del lado dominicano, y luego recorre su mayor trayecto en Haití; no es difícil el agua y la calidad de la tierra no amerita elogios. Pongamos a los haitianos de poco conocimiento a producir la tierra, convirtamos a una parte de esa población en obreros agrícolas, que las multinacionales hagan riqueza y que esta se reproduzca; hay por donde iniciar. 

Menos palabras, menos ideas, total, los países desarrollados saben bien como hacer negocio ¡que lo hagan! Porque ¿Qué quieren los haitianos? Comer ¿Cómo ponemos a comer a  los haitianos? Con trabajo. Pero cuanta teoría. Dispongamos de dinero para sanear Haití ¿Cuánto? No nos pongamos chupete en la boca que somos grandecitos, los países industrializados saben ipso facto cuanto necesitan y cómo lo necesitan y si sumamos a esto que saben como retornarlo, las palabras habladas durante décadas se quedan como palabras.          

3 comentarios:

Mabel G. dijo...

Esto es algo tenebroso... como planeado. Lo que le está sucediendo a ese pobre pueblo es inexplicable (¿o no?) Será acaso cierto lo que se comentó durante el terremoto de enero... que Haití está en un lugar geográficamente estratégico?
Serán "manos ennegrecidas" las que no quieren ayudar DE VERDAD Y SERIAMENTE a esa pobre gente.
¿en qué mundo estamos viviendo,Soy?
Un abrazo, amigo !

Nela dijo...

Haiti, no interesa a nadie, porque nadie puede sacar provecho economico de ellos, que es lo que prima, antes que los seres humanos
Besos
nela

soy... dijo...

Mabel

Haiti y Republica Dominicana son en conjunto la misma isla; y la ayuda no resuelve... resuelve la producción. y si,parece que "algo malo" nos ha caido.

Nela

Bienvenida al blog y gracias por el comentario que sintoniza con la idea que pienso desarrollar en la serie.